miércoles, 1 de agosto de 2018

15 cosas que nunca he hecho...


Ejercicio de escritura creativa   

1. Nunca he estado en otro continente que no sea Europa.
2.  Nunca he practicado ningún deporte de riesgo.
3.  Nunca he estado en una playa nudista.
4.  Nunca he estado embarazada ni he querido estarlo.
5.  Nunca me ha importando 'el que dirán'.
6.  Nunca he estado ingresada en el hospital ni me han operado.
7.  Nunca he tenido una pareja del mismo sexo.
8.  Nunca he visto "Pesadilla antes de navidad".
9.  Nunca he tenido que usar muletas o silla de ruedas.
10.Nunca pienso antes de actuar: soy la impulsividad en persona.
11.Nunca he tenido una amiga a la que poder considerar como una hermana.
12.Nunca he tenido problemas con la ley ni me han detenido.
13.Nunca he acampado en la playa de noche.
14.Nunca he repetido curso ni me han expulsado.
15.Nunca se me han dado bien las matemáticas.

jueves, 26 de julio de 2018

15 cosas que no me gustan...

Ejercicio de escritura creativa


1. No me gusta la gente incongruente que no predica con el ejemplo.
2. No me gusta que me corten las alas hacia lo que quiero hacer.
3. No me gusta que me den su opinión cuando no la pido.
4. No me gusta que me juzguen por mis acciones; yo ya conozco mis propios fallos.
5. No me gustan el invierno ni el frío; odio los días nublados y oscuros.
6. No me gusta que la gente farde de lo que no tiene.
7. No me gusta la gente mediocre que se cree superior a todo el resto.
8. No me gusta tener que ir a trabajar después de comer en horario de tarde.
9. No me gusta no saber explicar exactamente cómo me siento cuando lloro.
10. No me gusta la gente que pide mucho sin dar nada a cambio.
11. No me gusta la gente que grita y se hace de notar.
12. No me gustan las faltas de ortografía ni la gente que las tiene.
13. No me gusta ver las cosas torcidas; me pone realmente histérica.
14. No me gustan los niños maleducados y consentidos.
15. No me gusta no poder hacer lo que quiero con quien quiero y cuando quiero.

15 cosas que me gustan...

Ejercicio de escritura creativa

1. Me gusta la gente que no cambia a medida que la vas conociendo.
2. Me gusta tomar una taza de café descafeinado en el sofá después de comer.
3. Me gusta el olor a detergente fresco que tiene la ropa cuando sale de la lavadora.
4. Me gusta mirar por la ventana y ver que el día está soleado y no hace frío.
5. Me gusta escuchar el sonido de la lluvia cuando estoy en el sofá de mi casa con el pijama puesto, cómoda, mientras leo un libro o escribo algunas líneas.
6. Me gustan los viernes por la noche porque es el periodo más largo hasta el lunes.
7. Me gustan las grandes comidas familiares y el alboroto que siempre se crea.
8. Me gusta la gente con la que puedo hablar de forma natural y ser yo misma siempre.
9. Me gusta que cuando estoy aburrida de repente encuentre en la tele una película que me encanta.
10. Me gusta el arroz con leche que hace mi madre; no hay ninguno como ese.
11. Me gusta que quien no me conoce me critique porque me hace sentir interesante.
12. Me gusta el sexo de las reconciliaciones con mi pareja después de haber discutido.
13. Me gusta buscar en el diccionario las palabras que veo y no conozco.
14. Me gusta recibir un mensaje o llamada que me diga que tengo la tarde libre.
15. Me gusta no tener ninguna preocupación en la mente y levantarme con ganas de comerme el mundo.

viernes, 20 de julio de 2018

Reseña de libro II

El invierno en tu rostro


Sinopsis

Lena y Guillén son dos hermanastros cuya relación familiar comienza cuando la madre de él, Balbina, y el padre de ella, Ramón, se hacen pareja. Es entonces cuando madre e hijo se mudan de la gran capital a aquel pequeño pueblo de montaña sencillo y tranquilo. Aunque eran cinco hermanos más, Guillén solo encontró un apoyo fraternal en ella; ella era la única que le escuchaba cuando contaba sus batallitas con el ganado y sus aventuras por los prados. Un día, por accidente, Guillén encuentra una avioneta estrellada en una de las montañas a las que acudía cada mañana. Había un cadáver junto a ella. Su viuda, la condesa Úrsula Zaleska se presentó en casa del chico al día siguiente para recompensarle por haber encontrado el cuerpo de su marido, un aviador francés. Le propuso ir con ella a Francia para proporcionarle la educación que allí jamás podrían darle; era lo mejor que podía hacer por el muchacho. Eso y que la condesa necesitaba a un chico joven y bien educado que se hiciese cargo de sus negocios cuando ella muriera, después de que su hijo Armand quedase física y psicológicamente destrozado por la metralla en pleno combate. Balbina entristeció, pero sabía que era lo mejor para el futuro de su hijo; no quería que acabase como cabrero en aquel pueblo toda su vida. Así, Guillén se marchó a Francia.

Lena no dejó de echarle de menos ni un solo día y se escribían cartas cada semana. Hasta que en agosto de 1935 hizo las maletas y viajó a Francia a visitarle. Aquí empieza su historia. Descubren que la gran complicidad que tenían de niños se había convertido, incluso más en la distancia, en un amor juvenil puro y sincero. No pueden seguir mirándose como hermanos porque lo que anida en su corazón cuando se miran es pasión y deseo. Tras pasar unos días increíbles juntos, Lena debe regresar a España con la pena de no saber cuándo volverán a verse. De un día para otro, las circunstancias cambian: en 1936 estalla la guerra civil española. A ella le pilla en Oviedo, ciudad dónde las combates son más duros y las condiciones de vida empeoran por momentos. Guillén regresa a España sin pensarlo con la esperanza de encontrar a su familia y sobre todo a Lena, pero no le fue fácil avanzar por el país ya que decidió alistarse del lado del bando republicano. Cuando después de muchos sin sudores consigue llegar a la capital asturiana, se enfrenta a la realidad de que Lena le rechaza por pertenecer a quienes tanto daño están causando a ella y a su familia. De repente, se habían convertido en adversarios. Él la quería por encima de cualquier ideal, pero ella no pensaba igual. Y nunca más volverán a verse en territorio español.

Durante la segunda guerra mundial, Guillén parte a Rusia con su milicia para luchar contra las tropas de Hitler; Lena, por su parte, se alista como enfermera voluntaria de la División Azul y marcha a Alemania para auxiliar a los heridos alemanes. Cada herido de guerra, cada mutilado al que ayuda, le recuerda a Guillén. Su amor por él seguía tan vivo como siempre a pesar de la impotencia que sentía al recordar que los heridos y cadáveres que veía cada día eran por culpa de gente como él, gente “del otro bando”. Cuando por fin conoce a un buen hombre con quien se casa y empieza a olvidar su amarga existencia, a Guillén le encargan que le asesine por ser un alto mando de las fuerzas alemanas. Y justo el día que se planta en la puerta de su casa para desencajarle un tiro entre ceja y ceja, ve que sale una mujer con él: es Lena. Consigue hablar con ella y le pide que se vayan de allí. Es demasiado tarde: sus compañeros de milicia le acaban asesinando. El libro acaba con Lena casada con el capitán Jaime Aranzadi. Sólo entonces descubre Lena que el amor no entiende de razones, y se da cuenta de que su corazón no pertenecía a quien se lo había entregado en matrimonio porque le quería si no a quien sabía hacerlo latir estando a miles de kilómetros porque le amaba. Guillén, es asesinado a sangre fría por ser rojo.

Valoración personal

Compré este libro en enero del año pasado porque leí el argumento y me pareció muy interesante. Siempre me han atraído los libros que tratan temas históricos como la Guerra Civil española, la Primera y Segunda Guerra Mundial, etc. Y si además a eso se le añade una historia de amor de las que ya apenas quedan, de esas profundas y que te tocan el corazón, mucho mejor. ¿Puede el amor verdadero desvanecerse por una ideología? La respuesta es no. Y más cuando te ves obligado a posicionarte de un lado que ni siquiera defiendes simplemente por intentar llegar hasta el lugar donde está la persona que amas. ¿Por qué en este mundo todo tiene que ser blanco o negro, cuando hay un color intermedio que es el gris y también podemos elegirlo? Que no te guste el blanco no implica que te guste el negro, ni viceversa, simplemente que no te posicionas porque ni tú mismo sabes por qué luchas. Empaticé sobre todo con el personaje de Guillén por todo lo que tiene que pasar para llegar hasta Lena y que, una vez allí, esta le rechace y le haga sentir la peor persona del mundo por el mero hecho de pensar en el futuro del país de manera distinta. También era su país, entonces ¿por qué la opinión de ella era mejor que la de él? ¿Por qué ella tenía que ser “de los buenos” y él “de los malos”? Sentí impotencia. Y esto pasa actualmente. ¿Cuántas disputas vemos entre personas de diferentes partidos políticos que para defender su ideología pasan por encima de cualquiera sin darse cuenta de que quieren lo mismo pero explicado en términos diferentes? El ser humano es terco por naturaleza, y teniendo el don de la razón muchas veces somos incapaces de usarlo.

El invierno en tu rostro es uno de esos libros completos en el que no sólo te ves inmerso desde el primer momento sino con el que también se aprenden datos y curiosidades que estoy segura os resultaran de lo más interesantes. Cada tarde estaba deseando llegar de trabajar para cogerlo y seguir por donde me había quedado la noche anterior. Una vez empiezas a leerlo, necesitas seguir avanzando una y otra página porque cada frase deja un misterio abierto hacia la siguiente. Todos los personajes a lo largo de sus 754 páginas son tan reales que te introducen en la historia de manera que llegas a sentir como ellos, poniéndose en su piel, pensando cómo se sentirían y lo duro que debió de ser. Lectura fácil, entretenida y cautivadora con un toque emotivo y lo más importante para enganchar al lector, real.

Recomiendo este libro a todo el mundo, sobre todo a todos aquellos que creen que el amor se marchita con los años y la distancia. No es así; cuando algo es verdadero no se desvanecerá en el tiempo ni mucho menos en el espacio, sino que se reforzará. Todos tenemos un destino, y evitarlo solo nos llevará a estar más cerca de él.


martes, 6 de marzo de 2018

Los imposibles también existen

Y al tiempo que pronunciaba esas palabras, se fue acercando a ella, casi sin querer, poco a poco, y cada vez estaban más cerca... Estaban cada vez más y más cerca y... sucedió. Se impulsó un poco hacia ella y la besó. La besó, así, de repente. Y no pudo hacer nada, no pudo evitarlo, sencillamente se quedó paralizada e inmóvil, no pudo apartarse. Solamente cerró los ojos y se dejó llevar por la situación. Y le respondió con un beso, y con otro, y otro, y después otro…Y cada vez con más intensidad, con más cariño. Y así durante varios minutos… No quería que aquello acabase nunca. Estaba en el paraíso. Quería que el tiempo se detuviese y que no volviese a correr el reloj; quería que el mundo entero dejase de girar en aquel instante y que sólo existiese él y sus besos… Le encantó. No hay otras palabras más exactas para expresar lo que sintió Julia en ese momento, no sabría cómo hacerlo porque fue tan bonito, fue tan perfecto... Hay sensaciones que no pueden describirse, sólo vivirse y sentirse. Y no hay mejor sensación que la de un primer beso entre dos personas que se gustan, entre dos personas que están enganchadas la una a la otra desde la primera mirada que se cruzaron cuando ella se bajó del coche y él ya estaba de pie en aquella parada de autobús esperándola; entre dos personas que necesitan demostrarse su cariño. Nada tan estremecedor como un primer beso. Y menudos besos… Besaba tan bien… Besaba de una forma tan adictiva que… Madre mía, creyó enloquecer completamente. Ya no era la misma. Tenía la sensación de ser otra persona diferente, una persona nueva… Se sentía feliz, peligrosamente feliz.